No hay charla, ni clase que dicte en la que no se me pregunte: ¿cuántos indicadores debiera administrar un gerente?
Si bien siempre la contesto, para que no me digan que típico de los consultores, que siempre responden “depende”, debo desde ya decir que esa pregunta no es la más importante, ya que a mi juicio apunta a la forma más que al fondo.
La explicación de esto radica en que a medida que aumenta el número de indicadores, se incrementa también el nivel de dispersión o el grado de desenfoque. Mientras más variables tenga que controlar una persona, mayor es la pérdida de foco en los aspectos que realmente son estratégicos.
No existe en realidad un número mágico. Lo importante es:
La palabra “clave” no está ahí por accidente. Muy por el contrario es justamente para denotar que nos interesan aquellos pocos indicadores que sean fundamentales y estratégicos.
Un número manejable por la persona que los va a monitorear, sin que pierda el sentido de lo que realmente es el foco de la empresa.
Entre los indicadores que miden tanto los efectos (resultados financieros) como las causas (propuesta de valor al cliente, procesos de negocios y capital intangible).
En este último punto está el centro de la cuestión. No tiene sentido tener indicadores per se, sino que para medir un objetivo determinado. Por lo tanto, primero es el objetivo, y luego el indicador.
Concluyo diciendo que son muchas las empresas que tienen indicadores. Es más, la mayoría tiene un exceso de indicadores, pero que en gran parte no se utilizan o no miden realmente el desempeño de los objetivos estratégicos.